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viernes, 11 de noviembre de 2011

Transgenia y Seguridad Ambiental (parte 4)

El Convenio Internacional sobre transgénicos
El Tratado sobre la Diversidad Biológica (TDB) enmarcado de la Cumbre de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo (1992), dejó amarrada la necesidad de que los gobiernos trabajaran un Protocolo de Bioseguridad, que reglamente el uso, manipulación, transferencia y movimiento de organismos vivos modificados (Ruiz, 1999). Este Protocolo fue aprobado en Montreal el 29 de Enero de 2000 y el principal aporte es que define un camino consensuado a nivel internacional para el comercio de Organismos Vivos Alterados Genéticamente (OVAG), poniendo fin a un virtual libre albedrío comercial del que han gozado muchas empresas que se dedican a esta área. Uno de los objetivos de este Protocolo es minimizar las probabilidades de riesgo para la diversidad biológica asociada al comercio de OVAG.



Entre los instrumentos más relevantes de este Protocolo cabe destacar el procedimiento de Advanced Informed Agreement (AIA), que garantiza que aquellos Estados que importen productos con OVAG reciban previamente de parte de los países exportadores toda la información necesaria para evaluar los riesgos, y sobre esa base, decidir si autorizan o no el ingreso de dichos productos. También se sientan las bases para una mayor cooperación en el ámbito de la investigación científica y tecnológica entre el Norte y el Sur.
Según Törey (2000), Chile se alineó con el Grupo de Miami (Chile, Uruguay, Estados Unidos, Canadá y Australia) y que es difícil pensar hoy que se pueda frenar una tecnología como la transgenia, que puede ser una respuesta para muchos problemas que el mundo está viviendo hoy. En su opinión, el debate sobre este tema en Chile no debe perder de vista que somos el principal exportador frutícola del Hemisferio Sur, y mientras unos 50 países están avanzando a grandes pasos en esta tecnología, debemos decidir si preferimos sumarnos o quedarnos atrás en este campo.


Sin duda que la transgenia presenta múltiples ventajas. Por ejemplo, un fitomejorador trata de reunir una combinación de genes en una planta de cultivo que la hagan tan útil y productiva como sea posible. Según dónde y para qué propósito se cultive la planta, los genes deseables pueden proporcionar características tales como un rendimiento más alto o mejor calidad, resistencia a las plagas o enfermedades o tolerancia al calor, el frío y la sequía. Combinar los mejores genes en una sola planta es un proceso largo y difícil, en especial cuando el fitomejoramiento tradicional se ha limitado al cruzamiento artificial de plantas dentro de la misma especie o entre especies
estrechamente emparentadas para reunir diferentes genes. Por ejemplo, un gen para aumentar el contenido proteínico de la soya no podía ser transferido a un cultivo completamente distinto como es el maíz usando las técnicas tradicionales.

La tecnología transgénica permite a los fitomejoradores reunir en una sola planta genes útiles de una amplia gama de fuentes, no sólo de la misma especie de cultivo o de plantas muy emparentadas. Esta tecnología proporciona un instrumento para identificar y aislar genes que controlan características específicas en una sola clase de organismos y para trasladar copias de esos genes a otro organismo muy diferente, que entonces tendrá también esas características. Este poderoso instrumento permite a los fitomejoradores hacer lo que siempre han hecho, generar variedades de cultivos más útiles y productivas que contienen combinaciones nuevas de genes, y además ampliar las posibilidades más allá de las limitaciones impuestas por la polinización cruzada y las técnicas de selección tradicionales.


Aunque algunas pruebas son conducidas por Universidades y organizaciones de investigación avanzadas, la agenda de investigación de tales instituciones es cada vez más influenciada por el sector privado. El 46% de empresas de biotecnología apoyan la investigación biotecnológica en las universidades, mientras 33 de los 50 estados en USA tienen centros universidad-industria para la transferencia de biotecnología. El desafío para tales organizaciones públicas no sólo será el asegurar que los aspectos ecológicamente apropiados de la biotecnología se investiguen (tales como fijación de N, tolerancia a la sequía, etc.), sino también supervisar y controlar cuidadosamente la provisión de conocimiento aplicado de libre propiedad al sector privado, para garantizar que tal conocimiento continúe en el dominio público para el beneficio de toda la sociedad.

Fuente: José Celis Hidalgo, Doctor en Ciencias Ambientales Facultad de Medicina Veterinaria - Universidad de Concepción

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